Seis razones para huir de un amigo con derecho a roce
Con una tableta de chocolate delante, es imposible comerte dos cuadraditos. A la que te descuides, te la querrás comer entera. Cuando empiezas, ya no puedes parar, quieres para ti la tableta entera. Los amigos con derecho a roce son ese chocolate y siempre picas en él justo cuando estás a dieta. Mucha fuerza de voluntad la tuya, pero del atracón no te libras.
En Sexo en Nueva York –que regresa con 10 episodios– los llamaban follamigos y la RAE ha aceptado el término amigovio como “persona que mantiene con otra una relación de menor compromiso formal que un noviazgo”. En Estados Unidos utilizan las siglas FWB, de Friends With Benefits, amigos con beneficios o, lo que es lo mismo, ese amigo con derecho a roce que ni es tu novio ni será tu colega por mucho tiempo (porque, te lo adelantamos ya, la probabilidad de que todo fracase es alta).
Razones por las que deberías huir de una relación con derecho a roce
La relación termina por romperse
En la Society for the Scientific Study of Sexuality estudiaron a un grupo de 191 treintañeros que aseguraba tener un amigovio. Los resultados de las encuestas que se les hicieron arrojaron que, tras un año de (pseudo)relación, sólo el 26% continuó teniendo derecho a roce. El 28% volvió a ser sólo amigos (sin sexo) –aunque hay quienes se cuestionan la simple amistad entre hombres y mujeres–, el 15% acabó en noviazgo y el 31% se separó por completo y no volvió a tener ningún contacto entre sí. Si empezaste pensando que te divertirías una temporada y luego volveríais al punto de partida fraternal, olvídalo. Mira otra vez esos porcentajes y fíjate en el de los que terminan por no quererse ni ver. Quedas avisado.
Uno de los dos se enamora
Ese es el meollo de este asunto. Una relación de amigovios se supone que debe ser sin compromiso, basada en el sexo. En ellas ocurre aquello tan manido de "el roce hace el cariño" y ese afecto amistoso se traslada directamente a la cama. Y ahí debería quedar, pero el corazón suele ser rebelde y late cuando quiere. Por más que te resistas, que te obligues a recordar las reglas de todo eso, que esa persona no es tu pareja y que como sigas así hasta lo acabarás perdiendo como amigo... Por más que te repitas que tú puedes y que sólo te comerás esos dos cuadraditos de chocolate, sabes que acabarás queriéndote comer la tableta entera.
¿Recuerdas cuando jugabas con tu hermano y tu madre os decía, "parad ya o uno de los dos terminará llorando"? Pues tenía razón, como siempre. Tú te creías un adulto con autocontrol, pero al final... ¡Al diablo la fuerza de voluntad!
Se deben establecer pautas desde un principio
Para que la historia no acabe en drama, lo aconsejable es dejar todo bien claro desde el minuto uno, establecer una reglas, ser sinceros (de verdad, sin disimulo). De esa forma, evitaréis malos entendidos y, si uno acaba enamorado del otro, puede ahorrarse mucho tiempo y energías –y paranoias varias–, porque una de las reglas será decirlo de inmediato al otro si eso ocurre. Cuando se lo digas, sabrás si eres correspondido. Si es así, enhorabuena. Si no, enhorabuena también porque has sido una persona muy civilizada, no has perdido el tiempo haciendo el tonto por el otro y, ahora, lo entenderás todo muy bien y seguiréis –tal vez– tan amigos.
La vida es más retorcida de lo que pensamos
Siempre. La realidad dice que los amigovios no hablan, que se comunican más bien poquito. Casi ninguno establece esas reglas desde el principio, sino que suelen entregarse a la simple improvisación. Ambos creen que los dos quieren lo mismo, cero compromiso, sólo relaciones sexuales. Así que se ponen a practicarlo y se olvidan de hablarlo.
No se deben mostrar sentimientos por el otro
Estas relaciones no son románticas, son pragmáticas. Esa norma antisentimientos lo sobrevuela todo desde el principio hasta límites insospechados. Y suele ser un incordio, en especial para muchas mujeres. Todo por culpa de la oxitocina, una hormona que liberamos después del coito y que nos da unas ganas irrefrenables de dar y recibir cariños. Siempre habrá alguna que ni con oxitocina quiera un abrazo, ojo, pero aquí hablamos desde la teoría y la generalidad.
Existen alternativas para quienes buscan sexo
Si lo que quieres es tener relaciones sexuales, métete en Tinder y demás apps. No son el paraíso, pero dicen que, con un poco de ojo, te puedes llevar alguna que otra sorpresa –por ello, ten cuenta estas 10 razones para descartar un perfil de Tinder–. Sexo casual sin amistad de por medio, ¿no es lo que querías? Pues dale al match.
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